viernes, 25 de septiembre de 2009

Muffins de naranja y chocolate

Ayer hice estos muffins para el té, porque vino mi sobrina a visitarme. Cómo ya habrán notado, aproveché para pedirle que les sacara unas fotos, y cómo ella es fotógrafa, no se hizo rogar. Qué diferencia con las mías!!! Gracias Pau!








Con la siguiente receta, me salieron 15 muffins en pirotines Nº 9, o sea medianitos.

Ingredientes:
150 g de harina leudante
100 g de azúcar
1 huevo
90 c.c. de leche
60 c.c. de aceite (yo uso Natura)
1 cucharadita de esencia de vainilla
100 g de pepitos de chocolate (o pasas, o nueces si no les gusta el chocolate)
cáscara rallada de una naranja
Sal

Mezclen en un recipiente los ingredientes secos: la harina tamizada, el azúcar y una pizaca de sal. En otro bowl batan ligeramente el huevo con el aceite, la leche y la esencia de vainilla.

Incorporen estos ingredientes a los secos, agreguen la cáscara de naranja y los pepitos. Mezclen con una cuchara de madera hasta unir todo. Llenen los pirotines colocados en molde de muffins hasta ¾ partes, porque crecen.
Cocinen durante aprox. 20 minutos en horno a 180º o hasta que su superficie esté dorada.
Si no se los devoran todos, pueden guardarlos en un Tapper cerrado y duran varios días.

martes, 22 de septiembre de 2009

Pasta e Fagioli

Antes que nada traduzco: Pasta con porotos.



Este tradicional plato italiano tiene muchísimas versiones. Mi mamá lo hacía con pasta casera hecha por ella, porotos alubias y salsa de tomates. En Bologna aprendí a comerlo de una manera muy distinta, parecida a la que les voy a contar hoy.
Ésta tiene además de pasta y porotos, codillo de cerdo, ideal para un día frío y lluvioso como el de hoy.
Los porotos que usé se llaman CRANBERRY. Son marrones con pintitas más oscuras. Me olvidé de sacarles fotos crudos y ahora ya no quedaron… Son muy ricos y mantecosos, ideal para este plato! Y lo más cómico es que no los consigo en ninguna dietética especializada ni exótica, sino que los compro sueltos en Coto!!!
Así que, ningún ingrediente raro, ni caro: un guisote de esos caseros, cómodos, familiares…
Lo único que debo confesar (porque se ve en la foto) es que le puse pastas italianas, que son más caras que las comunes, pero en este ítem no transo. Mi sangre itálica me impide comer otras y mientras se sigan consiguiendo en Baires, voy a seguir usando esas. En este caso, son una especie de caracoles, pero se pueden utilizar dedalitos o cualquier tipo de pasta “guisera”.

Ingredientes (para 4 personas)

1 codillo de cerdo
¼ kg. de porotos cranberry
150 gr. de pasta corta
1 cebolla
1 morrón
1 ají picante (optativo)
1 diente de ajo
2 hojas de laurel
caldo de verduras c/n
1 chorrito de vino tinto
aceite, sal, pimienta

Pongan los porotos en remojo la noche anterior.
Al día siguiente cocínenlos en abundante agua con un diente de ajo y el laurel hasta que estén tiernos. Separen la mitad de los porotos y licúen el resto junto con el ajo, pero sin el laurel, con la suficiente agua de cocción como para que quede cremoso tirando a líquido y reserven.
Salteen el codillo en un poco de aceite hasta dorar ligeramente y retiren. En ese mismo aceite salteen la cebolla, el morrón y el ají picante hasta que estén cocidos sin dorar. Vuelvan a colocar el codillo en la cacerola y echen un chorrito de vino. Cuando éste se evapore, agreguen los porotos licuados, salen a gusto, y dejen cocinar hasta que el codillo esté tierno. Tiene que estar cubierto por el líquido, así que vayan agregando caldo de verduras para que no quede un pegote de porotos. La cocción tiene que ser lenta y les va a llevar aprox. 1 hora y media.
Un rato antes, agreguen los porotos enteros y la pasta para que se cocine todo junto, pero si quieren, pueden cocinar la pasta aparte y agregarla a último momento.
Tiene que quedar un guisote espeso pero no un pegote, así que pidan auxilio al caldo de verduras! Aprovechen a hacerlo para despedir a estos últimos días del invierno…

martes, 8 de septiembre de 2009

Petits pots de café




Para evitar que alguien critique mi pobre francés, me justifico diciendo que este título y también el postre los “robé” de una vieja revista “Sal & Pimienta”, cuya colección conservo celosamente.
El postre después de cenar, es inevitable para mí. Algo de postre tengo que tener en la heladera o donde sea. Pero esta vez no quería “mucho postre” pero sí algo rico, fácil y “poquito”. Esta receta me pareció ideal y por eso la propongo. Tendrá mucho nombre francés pero es una rica y sencilla Mousse de café!

Ingredientes: (me salieron tres porciones chicas, para dos está perfecto)

25 gr. de manteca
2 cucharadas de azúcar
1 cucharada de ron
2 cucharaditas de café instantáneo en polvo
3 yemas
3 claras
crema batida y nueces picadas para decorar

Pongan la manteca, el azúcar, el café y el ron en una cacerolita a Baño María y remuevan hasta que todo esté disuelto. Agreguen las yemas (siempre a B.M.) y mezclen bien. Cocinen aprox 5 minutos hasta que espese. Retiren del fuego y enfríen.
Aparte, batan las claras a nieve y añádanlas con movimientos envolventes a la mezcla de café ya fría.
Sirvan en tacitas de café medianas decoradas con un copo de crema batida y nueces picadas.

Anchoas marinadas




La anchoa es uno de esos pescados capaces de generar amor u odio sin términos medios. La amás o la odiás. Y cuando los argentinos hablamos de anchoas, hablamos en general de las de lata o frasquito en aceite salvo algunos viejos inmigrantes tanos como mis viejos que las recuerdan frescas o en esas latas grandes en salmuera que se vendían sueltas en el almacén o que se traían de Mar del Plata como un preciado tesoro.

La mayor parte de la gente con la que hablo, a la hora de comer pescado optan por el aburrido filet de merluza o el cogotudo salmón rosado cuando el bolsillo lo permite.
Y francamente, yo no soy la excepción, salvo cuando voy al Barrio Chino y me traigo los bichos más diversos.

El otro día, cuando fui a lo del viejo pescadero de mi barrio a comprar el facilongo filet, me encontré con unos pescados un poco más grandes que cornalitos, que “me llamaban” con sus ojos vivaces. ¿Qué son? – pregunté. “Anchoas” – me contestó el pescadero. ¿Y cómo se hacen? “Fritos” fue la respuesta. Y me traje medio kilo a casa, poco convencida de freir bichos con molestas espinas incluidas…



Me metí entonces en Internet a buscar recetas, y la idea de hacerlos marinados me atrajo. Como esa noche iba a hacer merluza (que también compré), podía marinar las anchoas y guardarlas para alguna picadita imprevista.
Y puse manos a la obra. Las fileteé. Nunca lo había hecho, pero no fue difícil. Les saqué tripas, cabezas, espinas y quedaron lindas como en la foto!



Tardé media hora para medio kilo. Las sequé sobre papel de cocina, las sumergí en jugo de limón y pedazos de ajos aplastados y las dejé dormir en la heladera hasta el día siguiente.



Cuando las vi al otro día, esa maravillosa carne roja se había convertido en filetes blanquísimos, ya cocidos por el limón. Grata sorpresa. Las enjuagué con nuevo jugo de limón, las sequé bien y las puse en capas en un taper con sal y perejil picado entre capa y capa y las cubrí con buen aceite de oliva.
Las tengo en la heladera y a la hora de “picar algo” las sirvo con unas tostaditas untadas con manteca y coronadas con una anchoa. Y sin receta complicada!
No sé cuánto tiempo se pueden guardar, pero les aseguro que no van a durar mucho en la heladera. Son muy ricas!!!