Y no será casual que hoy, día de la madre, piense en la MASA MADRE, hoy tan de moda en la gastronomía, que se usa, se guarda y se transmite hasta por generaciones como semilla de vida reproductiva de ese alimento que la vida moderna convirtió en anónimo mientras pasa desapercibido en nuestras mesas gracias a los “mejoradores” que nos regala la industrialización…
Quiero que mi pan sea diferente, que mi alimento me represente y a la vez me enriquezca, y a pesar de no usar masa madre porque me resulta difícil mantenerla, últimamente me estoy dando el gusto de hacerlo. Este que les presento hoy es imponente (como se ve en la foto), tiene personalidad y acompaña excelentemente mis comidas antes de convertirse muchas veces en ricas “bruschetas”. Por eso quiero compartir con ustedes la receta:
½ kg de harina 000
2 dedalitos de azafrán
15 gr. de levadura de cerveza
1 cucharadita de azúcar
1 ramita de tomillo fresco o seco
Aceite de oliva
Sal
Calentar 2 cucharadas de agua y disolver en ella el azafrán. Disolver la levadura y el azúcar en 150 c.c. de agua. Agregar esos líquidos a la harina junto a 4 cucharadas de aceite, el tomillo picado y una cucharadita de sal. Mezclar bien los ingredientes durante 8-9 minutos y dejar leudar en un recipiente cubierto, en un lugar tibio, durante 2 horas.
Después de ese tiempo, desgasificar ligeramente amasando un par de minutos, darle forma de pan alargado (o dos) y colocarlo en una asadera cubierta con una placa de silicona (o enharinada).
Cubrirlo nuevamente y dejar leudar durante una hora.
Hacer unos cortes oblicuos con un cuchillo afilado y cocinar en horno precalentado a 200º durante 5-6 minutos. Bajar luego la temperatura a 180º y continuar la cocción durante 20-25 minutos.
Después del primer leudado se le pueden agregar aceitunas negras distribuyéndolas bien en toda la masa y seguir con el procedimiento explicado anteriormente.